Eso no se hace

agosto 31, 2011

Fantasma en zapatillas

Están en todos lados. Son mis fantasmas inventados, espíritus malvados que me rondan, que me bailan, que me atacan cuando menos lo espero. Ya me acostumbré a tenerlos cerca. Mal hecho. Uno no debe acostumbrarse a su presencia,  pero yo sencillamente no puedo. Duermen conmigo, se meten en mis sueños, sacian su sed con mis lágrimas. Trato de simular que no los veo, que no sé que están detrás de mí, que no me persiguen, que soy lo suficientemente fuerte para espantarlos. Pero se que me espían, que se asoman a mi espejo cuando me lleno la cara de crema de afeitar. Los veo, los siento caminar alrededor. Se burlan, me hacen rondas, se ríen despacito pensando que no los escucho. Se rien de mi cuando yo no puedo reírme de nada. Me hacen zancadillas en el alma cuando estoy distraído. Aparecen en los lugares más insólitos. Son inoportunos, insolentes y descarados. Me invaden, me agotan. Se turnan para ilusionarme con algo, pero aparece otro y me roba la ilusión de un zarpazo. Eso no se hace. Los espanto, pero vuelven una y otra vez. Son persistentes, perseverantes, asiduos visitantes de mis noches de insomnio. Se que no debo pensarlos. Se que debo ignorarlos. Por ejemplo ahora se que me están mirando, saben que escribo sobre ellos. No quiero darme vuelta, ya no quiero verlos, quiero que se vayan. La única manera de exorcizarlos es no pensarlos. Pero no puedo evitarlo. Cuando creo que no están, aparecen. Y claro si pensé que no estaban y cuando los pienso es cuando se hacen presentes. Anoche cuando menos lo esperaba apareció un fantasma en zapatillas, se acercó sigiloso. Me sopló en la cara una brisa que me lleno de tristeza. Eso no se hace le grité. Pero se fue haciendo una mueca de burla. Eso no se hace, le repetí, pero ya se había ido y me había dejado con la sensación de que la noche era mas noche que nunca. Eso no se hace.